estudio b76

La intervención del BCE no es ninguna panacea, aun así….

… es necesaria para quitar presión a los mercados. El BCE está presionando a los políticos para demostrarles que la falta de una decisión contundente sobre la estructura política del euro es realmente la espada de Damocles sobre la UE;, la actividad en solitario del BCE sin un apoyo político sólo ayudaría en el corto plazo y podría ser muy contraproducente a largo plazo.

Las anteriores intervenciones del BCE, en Diciembre y Enero pasado, sólo produjeron una reducción momentánea de los rendimientos de los bonos periféricos como consecuencia de que los bancos nacionales utilizan gran parte de los préstamos del BCE recibidos a comprar – en su mayoría a corto plazo – deuda pública. De diciembre a abril, los bancos italianos y españoles aumentaron sus carteras de bonos del estado en casi un 40% (€ 165bn). Aprovechando el denominado “carry trade”, uso de los préstamos baratos del BCE (1%) para la compra de deuda pública de mayor rentabilidad, lo que les proporciona una previsible (y con frecuencia única) fuente de ingresos. Esta cantidad, no sólo sirve para la adquisición de deuda nueva, sino para dar salida a los inversores extranjeros que, por su parte, utilizan el margen de maniobra ofrecido por el BCE para reducir masivamente su exposición a la periferia.

En esta ocasión, la incertidumbre planteada por la UE en el recate bancario español (en cuento al método) y las elecciones griegas de este fin de semana, pueden resultar determinantes para el que nerviosismo del mercado alcance cotas exageradas que obliguen a ampliar el rescate a Chipre, España, Italia, Bélgica y Francia, por ese orden, llevando finalmente a toda la Unión Monetaria al caos. La acción rápida, por lo tanto, será obligada para evitar que la zona euro caiga si este fin de semana las elecciones griegas no producen un gobierno pro-rescate. Aunque el resultado real se verá a medio plazo (2-4 semanas), ya que incluso aunque ganara Syriza y la incertidumbre sobre el futuro del país prevaleciera, las conversaciones con la troika para rehacer los pactos del rescate tendrían que producirse, dando tiempo a llegar a la próxima reunión del Consejo Europeo (28-29 de junio).

La continua ausencia de la voluntad política de transformar la unión monetaria en una unión real, fiscal y bancaria; y los excesivos tiempos de tomas de decisión de la UE hará que la cumbre de la UE este mes sólo sirva para poner de relieve que el BCE sigue siendo la única institución europea capaz de evitar el inminente Armagedón Europeo, comprando algo de tiempo para que este proceso se dé de? forma ordenada y a la velocidad, lenta, que la UE es capaz de digerir (la siguiente reunión del Consejo Europeo es el 18-19 de octubre). Por eso, el BCE no saltará al mercado hasta el último minuto, aunque eso signifique un mayor coste para todos, ya que necesita de la existencia de la VOLUNTAD POLÍTICA para que su intervención no se diluya.

El BCE tiene que hacer tres cosas (y pronto): reducción de tipos de interés, proporcionar más liquidez a largo plazo a los bancos y reactivar su programa de compra de bonos. Con los inversores muy conscientes de que los recursos de rescate actuales no son suficientes, sólo la interacción entre el LTROs, que reduciría las primas de riesgo en el tramo corto de la curva, unido a las intervenciones en el mercado secundario, que reducirían el extremo más largo de la curva, podría contener los costes de financiación de Italia y España en niveles sostenibles y mantener su acceso a los mercados.Esta actuación sería totalmente coherente con el mandato del BCE. La amenaza a la estabilidad financiera -el mandato de secundaria del BCE- nunca ha sido mayor, mientras que los riesgos inflacionistas nunca han sido más bajos. El BCE podría seguir esterilizando sus compras de bonos, lo que limitaría el aumento del balance a sólo en el nuevo LTRO. Incluso si se diera una salida de liquidez hacia la economía real de parte del incremento de la oferta monetaria, sería un problema secundario respecto a la amenaza actual de todo el sistema, ya que significaría que la economía europea habría vuelto a funcionar. (La ampliación de la masa monetaria no es inflacionista si existe capacidad productiva excedentaria).

Evidentemente la intervención del BCE a gran escala, ayudada por la FED y el BoJ, sería un paso importante hacia la mutualización de las pérdidas, debido al impago potencial de la deuda periférica; y es el tipo de política al que Alemania ha resistido con tanta fuerza. Pero las circunstancias obligan; Merkel podría salvar el tipo delante de sus electores de cara a las elecciones alemanas (cada vez es más complicado llegar sin tomar decisiones sólidas), ya que, a diferencia de en el Consejo Europeo, Alemania y sus socios no tienen opción de veto en las decisiones del BCE, dándoles tiempo a plantear una Unión Monetaria más ordenada y coordinada.

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